Nuestros pecados “respetables”, esos que creemos “veniales”, los tendemos a cometer con mayor facilidad en el contexto familiar; podemos ponernos “caretas cristianas” en la calle, pero nuestro verdadero carácter sale a luz en el seno familiar, en especial la impaciencia e irritabilidad, ambos comportamientos están íntimamente relacionadas, podemos definir la impaciencia como la fuerte molestia por las faltas o fallas que cometen los demás sin intencionalidad, cuya respuesta generalmente es con palabras para humillar a quien nos la provoca.
La verdadera raíz de la impaciencia radica en nuestro deseo en insistir en que los demás se comporten de acuerdo a nuestras expectativas. Los padres se impacientan con sus hijos adolescentes cuando no acatan disciplina: “¿Cuántas veces tendré que decirte que no dejes los zapatos en la sala?, ¿Cuándo vas a aprender a masticar con la boca cerrada?”, preguntas que muy a menudo son acompañadas con expresiones humillantes como “ ¿Acaso eres sordo? , ¿o tonto que no entiendes?”, así nuestro esfuerzo por educar solo sirve para humillar al hijo.
Las más populares de las impaciencias son sin lugar a dudas las que se ven tras el volante por parte de los conductores, por la lentitud del servicio en una tienda, el banco o el restaurante, o ante quien sufre de incontinencia verbal, estas impaciencias nos desgatan y hasta enferman; debemos eliminarlas partiendo por reconocer su malignidad, asumir arrepentimiento y buscar refugio en ese amor que Dios nos manda a los unos para con los otros.
Para los que hacen “gárgaras” con la palabra amor y manipulan las Escrituras en forma cotidiana, es preciso recordarles que 1Corintios 13, el gran capítulo del amor dice: “el amor es sufrido”, Gálatas 5:22-23 señala a la paciencia como uno de los nueve frutos del Espíritu, igual receta da Efesios 4:1-2, Colosenses 3:12, allí Pablo nos recomienda como debemos cultivar la paciencia, por lo cual podemos inferir que la impaciencia y el insulto es un pecado aborrecible ante Dios y que el amor constituye la inmunidad contra él.
Una buena definición de la palabra amor sería: “ Sentimiento humano, espontáneo, generoso e intenso, que; partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser, procura reciprocidad en el deseo de unión, completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”, es bueno resaltar en esta definición: “propia insuficiencia”; el hombre solo es incompleto, por lo que “necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”, “procura reciprocidad” o sea bidireccionalidad, espontaneo pues nadie ama obligado, y la generosidad característica que busca dar por sobre el recibir.
La irritabilidad marca la frecuencia con que la impaciencia se presenta, o la facilidad con que una persona puede impacientarse a la menor provocación. No es agradable estar con esta clase de gente, lamentablemente los miembros de su familia, compañeros y entorno, no tienen otra opción.
“ La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa” (Proverbios 19:11). “Porque el amor cubrirá una multitud de pecados” (1Pedro 4:8).
La receta es válida tanto para quien se impacienta como para quien la provoca.
IMPORTANCIA DE LA ACTITUD
enero 26, 2013 por plumacristiana
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