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Archive for noviembre 2018

PECADOS RESPETABLES (1)

SANTOS   COMUNES  Y  CORRIENTES

Si  hiciéramos una  encuesta en la calle  preguntando a la gente: ”Que me puede  decir usted ante la palabra santo”, el común de las personas diría más o menos cosas  así : “  El que hace milagros.  El que luce una aureola en la cabeza. Personaje  que murió siendo  muy buena persona con logros  sobresalientes en vida  pero  que  después de  muerto hace milagros”. Puede que usted agregue otras respuestas  pero en general el común de la gente asocia el título de santo con un personaje muerto que  hace milagros, o el cual actúa  como intermediario en la gestión de un milagro, los hay hasta con especialidad tales como  el santo patrono de un pueblo, de una  nación o de una profesión, también los hay especialistas en tipo de milagros como aquellos  que  encuentran objetos perdidos, otros consiguen novias o novios, incluso hay uno para “las causas  perdidas”. Pero…… ¿corresponde  alguna  de estas acepciones a la verdadera definición de santo?… ¡definitivamente no!

La palabra santo se deriva del griego hagios la cual significa que no se relaciona  tanto con el carácter de una persona sino por su posición de  “separado por Dios”, si  nos avocamos a  esta definición; santo es cada creyente por muy inmaduro que sea. 1 Corintios dice “los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos”. En buenas cuentas si tomamos en cuenta Tito 2:14 y 1 Corintios 6: 19-20 podemos afirmar que Santo es alguien a quien Cristo  compró con su sangre derramada en la cruz y lo ha separado para sí mismo, para que sea de su propiedad.

El autor del libro  hace una analogía entre la Escuela de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica al encontrar un paralelo entre los llamados a integrar esa academia, las características de un cadete, la visión que tiene el mundo sobre ellos y por sobre todo la posición que tiene cada  integrante antes de graduarse. Los primeros años son duros pero una vez superados la disciplina será menos difícil de vivir. La gente  en la calle llama a los cadetes “aviadores” por su uniforme, su corte de cabello, su forma de comportarse, pero la verdad es que le falta mucho para llegar a la meta de ser  oficial, están en un proceso de instrucción y formación para llegar a ser oficiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

En forma análoga la santidad no es por tanto un estatus que se logra por lucir como buena persona, es una posición o estado, es una nueva condición  de vida hecha posible por el Espíritu Santo de Dios, Pablo lo describe como un cambio “ desde las tinieblas a la luz y del podre de Satanás al de Dios ( Hechos 26:18).

Santo no es aquel que no peca jamás, sabemos bien  que tal vez pecaremos hasta en el último momento de nuestra vida pero teniendo en cuenta que cada pecado debe producir arrepentimiento genuino que Dios en su amor y misericordia perdona. Un Santo no se solaza en el pecado más bien reconoce la existencia de una lucha entre la carne y el Espíritu  que habita en cada uno de los creyentes.

El resultado de ese  cambio que  nos trae  al camino de la santidad no es instantáneo ni completo, es más bien progresivo, se da  a través del tiempo, pero nunca termina en esta vida. 2 Timoteo 4:7-8: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día, y no sólo á mí, sino también á todos los que aman su venida”.

La Biblia tiene una palabra que describe la “conducta indigna de un Santo “, esa palabra es “pecado”, palabra que cubre una amplia gama de comportamiento indigno, desde el chisme hasta el adulterio, desde la impaciencia  hasta el homicidio. Obviamente solemos afirmar que no todos tiene el mismo  grado de gravedad pero en el análisis final cualquier clase de pecado es una trasgresión, una conducta impropia de un santo.

Uno de nuestros problemas  más comunes es que no estamos consientes de que somos santos  y mucho menos  de nuestra responsabilidad que conlleva esa nueva esa posición que exige que vivamos como santos. Es  común  el creer lo que los católicos dicen creer; que entre los pecados hay diferencias entre los “light” o veniales y los “heavy” o mortales, y que los pecados graves son aquellos que se cometen fuera de la comunidad de creyentes, así seriamos  capaces de distinguir la inmoralidad y la falta de ética  de la sociedad en general pero no consideramos pecado los contenidos en la lista de los llamados  “pecados aceptables o comprensivos” , este es un hecho  real que, tal como lo hace la sociedad  en general, vivimos negando nuestra propia iniquidad.

Gálatas 5:17 nos señala “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.

1Pedro 5:8 nos advierte “sed sobrios, y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente anda alrededor  buscando a quien devorar”.

Tenemos claro que nuestra lucha es entres  nuestra carne (concupiscencias)  y el Espíritu que habita en nosotros y Pedro nos  advierte del peligro que representa  nuestro enemigo al buscar devorar a quien pille desprevenido.

Nuestras vidas son una constante lucha espiritual y como lucha no solo tenemos que saber reconocer al enemigo y sus acechanzas. Si trasladásemos  esta lucha a una pelea de box o a cualquier competencia donde debe haber un ganador y un perdedor, concluiremos en que no solo buscaremos saber cuáles  son las fortalezas del adversario sino también estar bien consientes de nuestras propias debilidades para poder tomar las medidas preventivas que nos protejan y aseguren el triunfo.

En este estudio hablaremos del pecado y de la forma en que negamos su existencia en nuestras vidas,  es preciso y oportuno hacerlo muy en especial si vivimos la moda del eufemismo a todo nivel ya que la gente no comete adulterio sino “tiene un aventura”, un ejecutivo de una compañía no roba sino que comete “fraude”, un empleado público tampoco roba sino que “malversa”, y así  vamos contando infinidad de pecados que han sido  verbalmente modificados  con la clara intención, quien se diga  cristiano debe tener muy claro que una cosa es la ley de hombre y otra la de Dios, así  que el pecado no se legitima porque se pase a legalizar el acto de aborto o la situación de homosexualidad, es mas; debemos tener muy presente que no solo debemos sentir repulsión por los pecados públicos y escandalosos, también debemos considerar los que nosotros mismos minimizamos como “ pecadillos” , tales como el chisme, orgullo, envidia, amargura y lujuria, sin olvidar lo que no solo es preciso cometer  sino también lo que hemos dejado de hacer como por ejemplo el cultivar esas cualidades espirituales que Pablo  llamó frutos del Espíritu  (Gálatas 5:22-23).

La verdad es que todo pecado es grave porque viola la ley de Dios (Mateo 5:21-22). Pecado  es pecado, aun aquellos que son “aceptables socialmente” , todos son graves ante los ojos de Dios incluyendo nuestro orgullo religioso, la crítica, el vocabulario agresivo contra los demás, la impaciencia, el enojo y la ansiedad ( Filipenses 4:6).

Tenemos otra razón más para dar gracias a Dios Padre por su infinita paciencia, misericordia y amor que permite que pese a nuestra maldad siga llamándonos al arrepentimiento  y transformación, guiándonos con su Espíritu para que veamos los pecados que toleramos en nuestras vidas, para arrepentirnos de ellos y  recibir así la transformación que tanto necesitamos. Esta transformación se asemeja a la refinación que descrita por el profeta Zacarías (13:8-9).

El pecado es maligno, tan maligno como un cáncer; aquí tenemos un buen ejemplo que grafica la situación ya que muchas veces un lunarcito pequeño, una verruguita que parece inofensiva puede devenir en un cáncer maligno que  por no tomarlo en cuenta se torna metástasis la cual conduce a una muerte inminente.

El pecado es un cáncer moral y espiritual y como cáncer que es a veces crece sin ser detectado hasta que alcanza una etapa crítica donde se vuelve fatal.  El pecado “aceptable socialmente”  es sutil en el sentido de que nos engaña haciéndonos pensar que “no es tan malo” o sencillamente que no constituye pecado, o lo peor; ni siquiera nos detenemos a pensar en él.

Pensemos en los pecados que usualmente consentimos como : impiedad, ansiedad o frustración, falta de contentamiento, ingratitud, orgullo, egoísmo, falta de dominio propio, impaciencia e irritabilidad, ira, juicio a los demás, envidia, lengua floja y mundanalidad.

Toda esa lista anterior representa transgresión a la Ley de Dios. En griego la palabra “transgresión”  y en especial en Levítico 16:21 significa “rebelión contra la autoridad”, en este caso contra la autoridad de Dios. Cuando albergo resentimiento contra alguien en vez de perdonar de corazón; estoy en franca rebelión contra El.

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Muchos expresan decepción y aun mas…rechazo, cuando esgrimen una especie de acusaciones contra Dios al afirmar: “¿Como es que dicen que Dios es un Dios de amor que  esta al control del mundo y bajo ese “control” sucede tanta desgracia, injusticia y calamidad?” o “Pienso que el difunto se fue al cielo ya que siempre fue una buena  persona, es cierto que no era creyente pero me consta que no le hizo mal a nadie”. “ ¿No es que todos somos hijos de Dios?”

Tales afirmaciones me  hacen pensar sobre cuál es mi respuesta. En este caso, para dar una respuesta completa  se requiere algo más que una contestación corta y sencilla, incluso hay que establecer previamente algunos parámetros para así poder lograr un acuerdo satisfactorio en algo: primero es preciso abandonar paradigmas rígidos, o sea aceptar que no hay razón para que  todos los argumentos tengan qué ser de gusto de quienes participan en el intercambio de ideas, podría hipotética e idealmente suceder que en un amplio debate,  a la luz de un dialogo inteligente y abierto, se llegue a conclusiones diferentes de los parámetros iníciales de cada quien, no es posible conseguir acuerdos con quienes gustan  de simplificar las cosas y esperan respuestas que no obliguen a pensar mucho….. ¡lo siento!…..pero en este caso no hay respuesta corta, para facilitar un entendimiento  usemos un ejemplo que sea algo congruente con lo planteado, algo cotidiano en temas de  conversación diaria pero de dominio superficial en el común de la gente: los tsunamis,  para entender el fenómeno de los tsunamis no basta con decir que son olas gigantescas, habría que hablar de geología, de hidráulica marítima y otros detalles técnicos algo complicados para quienes no se encuentran documentados en tales materias, pero tampoco hay que ser un PhD para conseguir una explicación sencilla pero satisfactoria, algo similar sucede hablar sobre la conducta y las acciones de Dios, son cosas muy complicadas pero que no requieren ser muy preparado en ciencias, tampoco  es cosa de dos líneas, pero necesita de algo que es indispensable en quien  quiera aprender algo nuevo: humildad, hay que asumir la actitud proclamada por el pensador y científico francés:”Solo sé que nada sé”.

Bueno!!…intentaré construir una respuesta racional y clara, pero para  eso preciso encontrar esos parámetros que posibiliten un entendimiento satisfactorio, digo esto pues desde el episodio de la Torre de Babel los hombres tienen muchas dificultades  para entenderse aun hablando el mismo idioma, así que aclaremos sobre cuales principios nos moveremos.

1.- La creación del universo tiene un autor, no importa como lo llames, no es una energía, no es un superhombre, no es producto de una reacción bioquímica que por arte de magia llevo a un renacuajo a devenir en toda una espiral de evolución para terminar en lo que es hoy el homo sapiens.

Tenemos aquí entonces el primer punto para construir el camino a entendernos: hay quienes le llamamos a eso fe, la cual no solo se puede adquirir a través de las Escrituras, también hay quienes simple y llanamente llegan a conocer al Creador estudiando las maravillas de la creación.

Aquí estamos entonces en el primer peldaño para poder entendernos: Tener el concepto de un Dios Creador, llámese como se llame pero un Dios vivo, omnipotente, único y creador.

2.-  Los cristianos creemos en la Biblia, ese libro contiene relatos que van desde acontecimientos históricos, biográficos, de enseñanza directa o a través de  parábolas y explicaciones que para algunos  más bien  parecen  cuentos sin corolario expreso.

Personalmente yo veo no la necesidad de entrar en discusiones  bizantinas sobre si la creación de hizo en 7 días tal como los conocemos hoy, si Eva se llamaba Petra y Adán se llamaba Juan, tales aspectos resultan detalles irrelevantes ante la afirmación que reconoce a un  Dios Creador  del  hombre “a su imagen y semejanza”.

Segundo peldaño para entendernos: Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.

3.- Expulsión de Adán del paraíso: Así como es irrelevante filosofar sobre los nombres de Adán y Eva; de la misma forma ponerse a discutir sobre  si la tentación consistió en comer una manzana o si el diablo se presento en forma de culebra o de otro animal, lo relevante del relato es que la parejita es representativa de la especie humana y que su pecado no consistió en comer o no comer de una manzana, el pecado fue la desobediencia a una regla impuesta por el Creador.

Tercer peldaño  para entendernos: no se acataron las reglas que impuso Dios en su calidad de autor de la creación.

4.- Se establece en Génesis que las pretensiones de Adán y Eva al desobedecer las reglas del “dueño del Paraíso” no eran otras que “ser como Dios, sabiendo lo que es el bien y el mal”. Por lo que se puede deducir que Dios creó un  hombre limpio, sin maldad, pero ellos rehusaron (ojo con este verbo) obedecer al hacerle caso a nada menos que al diablo, primer personaje expulsado del cielo por querer ser como Dios.

Cuarto peldaño: como para algunos la palabra pecado resulta insoportable; hablemos de desobediencia. Una desobediencia a cualquier ley, reglamento o manual siempre traerá consecuencias, en este caso el destierro del Jardín del Edén con destino a la tierra con la pérdida de atributos originales “de fabrica”.

 

5.-  Arriba mencionamos un personaje llamado “diablo”, también se le llama Luzbel, Satanás, Lucifer y otros tantos nombres. Si nos molesta usar su apelativo más común como lo es “diablo” y tampoco se aceptan otros nombres, vamos a llamarlo “el mal”, hoy por hoy hasta en las películas está bien descrito ese “mal”, en algunas sencillamente lo encarnan los villanos, en otras “el lado oscuro”, en los westerns quedaba muy claro que los sheriff eran  los representantes del bien y los asaltantes de diligencias y bancos el mal.

Quinto peldaño: existen como parámetros del comportamiento, dos polos, dos extremos sobre cuya línea los hombres nos movemos: el bien y el mal. Nuestro problema es: en cual lado  anotarnos.

 

6.- La Biblia.

La Biblia constituye el único libro escrito durante una cantidad de siglos no superado por otro libro. Quienes escriben también cuentan con una peculiaridad increíble: desde reyes, profetas, pastores, guerreros, un médico, un Rabino,  un colector de impuestos y otros.

Es el libro más traducido y más veces reproducido en la historia de las publicaciones literarias.

Con todo y esto: épocas de escritura tan extensas y por lo tanto tan diferentes, con  escritores tan diversos, así y todo; no cae en incongruencias ni contradicciones, más bien cuenta con soportes externos de arqueología e historia que la ratifican como veraz. Está compuesta por 66 libros formando 2 segmentos: ambos separados en el tiempo por 400 años: Antiguo Testamento (39 libros) y el Nuevo Testamento (27libros) componen todos una obra compacta y coherente.

Que nos dice la Biblia sobre el diablo?

“¡Como caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo: en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré; a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.

Más tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo; Se inclinarán  hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos? (Isaías 14: 12-16). Isaías hace esta especie de parábola personificando a Satanás en la figura de un rey.

 

El Diablo en acción frente al propio Jesucristo nos muestra cual es su labor en esta tierra usando  la tentación como arma primera:

 

“Y le llevó el Diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda  esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy” (Lucas 4: 5-6).

 

Este es el sexto peldaño de entendimiento. A Satanás lo deportaron al mundo, estos son sus predios que cuida y trabaja  tentando al hombre para que lo elija según lo establecido en Deuteronomio 30:19-20.

 

Queda claro que desde aquí en adelante que empiezan a contar absolutamente todos los peldaños  anteriores a los cuales debería agregarse la confiabilidad de la Biblia.

Es bueno reflexionar ya que el hombre común no refuta lo que afirma un libro de historia, más bien tiende a aceptarlo, sin embargo frente a un libro vivo que ha  sobrevivido a persecuciones y que más bien viene creciendo en seguidores, no quedan razones lógicas para dudar de la credibilidad de un libro que ha superado  ataques, el tiempo y la diversidad de lenguas.

 

Pero si aun entonces hay reticencias en aceptar lo que dice la Biblia bastaría  con aceptar que existen dos fuerzas adversas que dominan al mundo: el bien y el mal, y que si a ver vamos: el mal se extiende tan rápido como la maleza hace con las matas finas que aportan belleza y fragancia, en esta realidad el hombre se inclina a buscar atajos que eviten la tarea más como es el trabajo de obras buenas.

 

La presencia en el mundo del bien y el mal (a los cuales  llamo Dios y Satanás), fuerzas diametralmente opuestas, hacen inevitable un enfrentamiento, enfrentamiento que no es del orden físico sino espiritual, quien pida ver a un diablo con cachos, cola y tridente peleando con un ángel con alas y aureola todavía vive en la etapa de Caperucita Roja ya que la misma Biblia establece “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”   2 Corintios 11: 13-14).

El Apóstol Pedro afirma que “vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor  buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). León que nada puede hacer en contra de un hijo de Dios ya que allí mismo recomienda “seguir firmes en la fe” y es la misma Biblia que establece Efesios 6:16 : “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podais apagar todos los dardos de fuego del maligno”.

 

Por otro lado, ya en el Antiguo  Testamento hay evidencias expresas  sobre lo que significa la vida en este mundo:

 

“A los cielos y la tierra pongo como testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová  tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a Él, porque El es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres”  (Deuteronomio 30: 19-20).

 

El peldaño 6 es múltiple: a.- La existencia del bien y el mal como polos opuestos que se rechazan. b.- El mundo es el campo de batalla entre el bien y el mal. c.- El hombre se mueve en una constante elección entre el bien y el mal. d.- A El “mal”  ( Satanás, diablo etc.) se le dio la potestad sobre la tierra.

 

En el Nuevo Testamento hay muchas conexiones con este versículo de Deuteronomio 30, entre ellas,  dos de las más importantes:

 

“YO SOY EL CAMINO, Y  LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VIENE AL PADRE SI NO POR MI” (Juan 14:6).

“El que cree en el Hijo tiene VIDA eterna; pero el que REHUSA creer en el Hijo no verá  la VIDA ETERNA sino que la ira de Dios está sobre el “(Juan 3:36).

 

Dios se reitera como el dueño y autor de la vida y ratifica que Jesucristo es el camino.

Vinimos a esta tierra a  escoger tal como dice Deuteronomio entre el bien y el mal, teniendo la posibilidad de escoger; una mala escogencia tendrá consecuencias, como las tuvieron Lucifer, Adán y Eva.

 

No hay que ser muy perspicaz para concluir que esa reglamentación de Dios escrita en la Biblia establece en forma clara las condiciones para ser elegido como hijo de Dios, ese mismo Dios que desheredo a Adán y Eva a causa de su rebelión, decide otorgar más oportunidades al hombre, para  esa reconciliación Dios dio múltiples oportunidades a través de también múltiples pactos, partiendo del Adánico, Noé, Abraham,  Moisés, todas fallidas, hasta llegar a Jesucristo, con el cual queda muy claro que “la cuenta que paga la fianza que devuelve la ciudadanía del cielo la paga Jesús en la cruz”, por algo se llama “Nuevo Testamento”, usando la palabra “Testamento”, el cual es un documento que establece la voluntad de quien muere para que sus destinatarios lo hereden, en este caso el muerto es Jesús y los destinatarios “todos” nosotros.

 

Ah!!! Aquí algunos dirán “entonces tengo razón, Dios nos salva a todos”….entendámonos: DIOS QUIERE QUE TODOS SE SALVEN, PERO NO TODOS QUIEREN SER SALVADOS. Se dan cuenta de la diferencia? Pongamos una vez más una analogía para entendernos: “Navegamos en el Titánic, estamos cenando cuando aparece el capitán vociferando el inevitable hundimiento del  buque. Yo, como ingeniero naval, que participé  en la construcción de la nave, sencillamente me rio argumentando que dadas las especificaciones del diseño, este buque es insumergible, por lo que me niego a acudir a los botes de salvamento” El capitán me ofrece salvamento y yo REHUSO a subir a un bote cuando aun hay posibilidad de hacerlo (símil con Juan 3:36.Isaías 55:6). El llamado fue para todos, pero algunos como ese ingeniero que puso sus conocimientos técnicos por sobre la advertencia del capitán, y otros que estaban dormidos, borrachos o emparrandados, todos tan ajenos a la situación que no logran salvarse.

 

Dios como buen “capitán” quiere que TODOS se salven:

 

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”(2Pedro 3:9).

 

En nuestras costumbres como hombres que nuestros herederos naturales sean nuestros hijos. ¿Quiénes son entonces los hijos de Dios?

 

“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel que el padre no disciplina? Pero si os deja sin disciplina, de la cual han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos”( Hebreos 12: 7-8).

 

Nuestro problema es y ha sido siempre, e la falta de disciplina y el egoísmo. La verdadera disciplina es aquella que no hace excepciones. Los hombres en su condición egoísta simpatizamos mucho cuando la excepción a la regla es con nosotros, en cambio nos enoja sobremanera cuando la excepción es para otro, olvidando aquello que tantas veces invocamos: “Ley pareja no es dura”.

 

Por último recurro a una doctrina que difundida en la actualidad en especial por aquellos que reclaman “derechos” sobre hacer con su cuerpo “lo que les da la gana”; me refiero en especial a los partidarios del aborto y del llamado “matrimonio igualitario”. Ellos son dignos representantes de quienes reclaman libertad confundiendo libertad con libertinaje. Es cierto que tenemos decisiones en que Dios nos entrega la elección y allí cae el obedecer o desobedecer, así pues que quien  desobedece está usando su libertad, así que quien elige la muerte eterna….. ¡es su decisión haciendo uso de su libertad!

 

Si llegado a este punto usted sigue siendo  incrédulo…¡ hermano!…la decisión sigue siendo  suya; ya que si no existe la vida eterna, tras su muerte no pasara nada, pero si existe….¡será muy tarde para volver atrás! Al fin y al cabo libertad y  decisión fueron todas suyas.

 

 

 

 

 

 

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